Bien te desplaces en avión o bien lo hagas por carretera, la encantadora y amable capital del Algarve portugués te recibirá con lo brazos abiertos.
En ella se respira una paz que en pocos lugares se encuentra. Verás que la ciudad de Faro está protegida del mar por el Parque Natural da Ria Formosa. Es un conjunto de marismas, lagunas de agua salada, dunas y playas que hacen de Faro el lugar perfecto para el reposo de las aves en sus migraciones. Pero a esta maravillosa oferta natural tenemos que sumar los diversos recursos turísticos que tiene Faro como por ejemplo: el Arco de la Villa (estilo neoclásico), el Museo Regional del Algarve, la Catedral Se Gótica y un casco antiguo. La ciudad invita a perderse sin rumbo mientras te deleitas viendo la arquitectura de sus casas típica del sur de Portugal.
La gastronomía es otro de los puntos fuertes. Una mezcla de mar y tierra que te invito que pruebes en la Marisquería Faro e Benfica. Uno de los restaurantes tradicionales de Faro localizado en pleno puerto deportivo. El pulpo al horno (pulpo al lagareiro) o el filete de atún con tomate, son 2 de las especialidades de esta zona. Te recomiendo que lo tomes junto con un vino de la región y que termines con un Dulce Don Rodrigo, hecho con almendras y yemas de huevo. Riquísimo todo.
Hablando de vinos, tengo que acerte mi última que te ocupará una mañana o tarde: hacer una Ruta Enológica en el Algarve y disfrutar de sus maravillosos vinos. Déjate llevar por un mar de sensaciones y olores.
Por último te recomiendo que te alojes en el Hotel Faro, una joya de 4 estrellas localizado frente a la marina desde donde podrás pasear al centro histórico y por último ver uno de los mejores atardeceres de la ciudad desde su terraza.
Todas estas recomendaciones, harán de esta escapada a Faro una de las más memorables.
¿A qué esperas para descubrir la amable y encantadora capital del Algarve portugués? Escríbeme si quieres más recomendaciones como estas.
